Blog - Nunca estamos solas

UNA MUJER LIBRE… LO CONTRARIO DE UNA MUJER FÁCIL…

En la puerta está ella, la Beauvoir, con un trajecito rojo y el pelo recogido, recibiendo a los que vamos llegando.

Una mujer partida que recoge sus pedazos durante toda la obra. Una mujer que convoca a todas sus mujeres: la esposa sin papeles de Sartre, la escritora de Montparnasse, la enamorada de Nelson Algren, la que ama la música cantada por mujeres negras, esa que estoy escuchando mientras escribo y fumo un mentolado con la mano derecha. La que creó el personaje de Murielle en La mujer rota, una madre a quien le quitan su hijo y grita que es contranatura que dejen a un hijo sin madre.

Una mujer partida en un mundo de hombres que llena de significado las palabras que desgrana: la felicidad de una vida vivida con fruición, la solidaridad entre mujeres que ve como única posible salvación de la Mujer, el compromiso con sus creencias, la libertad de vivir de acuerdo a su verdad asumiendo las consecuencias. La independencia que cuesta la inseguridad en el plano de los vínculos porque los hombres temen a las mujeres que pueden por sí mismas.

Una sala de pie en movimiento espontáneo. Una ola de abrazos. Manos de mujeres vividas jóvenes, medianas y grandes celebran, mientras los “Bravo” estallan en las lenguas.

Miro la entrada impresa…”Simone. Mujer partida.”

Bien dice Jodorowsky que cuando nos ponen el nombre por alguien en especial, nos marca la vida. ¿Tanto será que a mí como a su personaje Murielle, contranatura me quitaron un hijo? ¿Tanto será que París es mi casa y cada vez que me voy, la recorro con lágrimas en los ojos con un hasta luego? ¿Tanto será que también amé a un Nelson y no pudo ser? ¿Tanto será que creo que sólo a través de la solidaridad entre nosotras podemos encontrar el camino para unir nuestras partes? ¿Tanto será que la causa de las mujeres me convoca, me conmueve, me compromete? ¿Que Ser se me antoja la vía regia a la felicidad? ¿Tanto será…?

Que tanto sea. Bendito sea. Todas las mujeres partidas podemos reconstruirnos y guionar la propia vida sin saber el final antes de tiempo.

Bendiciones… nunca estamos solas…

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos

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