Tanto que queremos volver a vernos…
Tanto que deseamos abrazarnos.
Tanto que queremos compartir con quienes amamos.
¿Dónde vamos a dejar el celular cuando se termine este tiempo de reformular vida?
Alguien me comenta que cuando teníamos oportunidad de estar juntos, nos pasábamos con la mirada en alguna pantalla. Son tan tentadoras. Dan tanto, nos piden tan poco. Celular, compu, aplicaciones, tele, netflix, series, pelis. Hablar justo con esa persona que no está en la reunión.
Pienso en las veces que estando con amigas pasando un buen momento, estaba pendiente de la que no vino y estaba reclamándome por h o por b. O cuando permitía que mi atención fuera secuestrada por personas posesivas. Y yo incapaz de poner un límite y decir «Hasta acá llegué. Estoy ocupada.»
Mi máximo logro, antes de la pandemia, mucho antes, fue tenerlo siempre en silencio. No vibra, no suena, no nada. A ninguna hora del día. Porque es real que si lo dejás, el celular te secuestra la vida.
Así que estaría bueno cuando todo termine, realmente mirarse a los ojos, sostener la mirada, y no sentir que falta alguien en el lugar. O que nos preocupan otras situaciones. O que mechamos los encuentros entre obligaciones. O que tenemos que estar pendientes por los nenes ( que se supone que si los dejamos la persona será de confianza y estarán bien).
Este tiempo de no tenernos, quizás nos enseñe a sí vernos cuando ya sea en vivo. A disponer de los tiempos que compartimos con otro con ganas y no a medias. Tal vez. Para ir pensando en estos días de reflexionar sobre la vida que ya no será la misma y tanto mejor puede ser.
Nunca estamos solas! Hacedoras de sueños! Peregrinas de la vida!
Simone Seija Paseyro
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