Reescribir el guión, encontrando la alegría
Tal vez se trate de eso. De recuperar la risa.
No sé cocinar.
Vengo de una estirpe de mujeres que guisaron por obligación y olvidaron el placer de hacerlo. El Universo me dio una hija que de la mano de su abuela paterna, esparció harinas sobre mármoles jugando.
En aquella Posada en Praia do Rosa , las actividades se hacían en comunidad. Poner la mesa, pelar papas, lavar platos.
Era un trámite. Enojoso. Engorroso. Aburrido. Si tocaba el mediodía, sacaba tiempo para la playa, si era de noche no daba márgen para bajar al pueblo. Si era el desayuno, te volvías vieja enjuagando tazas.
Con el paso de los días, se gestaron vínculos, y una fuerte unión entre cinco se fue consolidando. Y la magia, se dio. La penúltima noche, nadie había tomado el turno, y dos dijeron “Lavamos nosotras”. Las otras tres saltamos, “Todas juntas, más divertido”.
Se armó aquelarre en la cocina. Canto a capela, baile y no había guitarreada, porque los fregones, esponjas y cacharros no admitían instrumentos de colado. Al ritmo de la canción de los piqueteros, cinco mujeres tomaron por asalto las piletas, y armaron una fiesta sin DJ. “Vamos compañeras, hay que enchufar urgente la manguera, vamo’ a lavar los platos con cariño y usar el detergente como un niño (comuniño!!!)”.
Tal vez se trate de eso. De tomar las obligaciones tal cual vienen, de no cuestionarse tanto quien tiene que hacer qué, cuando y dónde, de establecer el espíritu de un grupo, las ganas de compartir.
Tal vez se trate de eso. De olvidarse del yo, en aras de un nosotros. De disfrutar con lo que toca. De animarse a hacer el ridículo, porque total…a quien le importa. Tal vez se trate de eso. De recuperar la risa. Las cocinas. Los espacios que en un tiempo fueron de obligación, de esclavitud, de sumisión. Para ponerle la impronta que queramos. Después de todo, tenemos una vida, para darle la forma con nuestras propias manos…
Nunca estamos solas!
Simone Seija Paseyro
La Psi que leo Registros Akásicos
Canalizadora. Vidente