Blog - Nunca estamos solas

POR PRIMERA VEZ…

Comienzo a caminar y sé exactamente lo que busco. Me han dicho que en esta ciudad hay una placa que recuerda a la primera bruja que fue quemada a las puertas de Bratislava, hoy capital de Eslovaquia. Pero cuando pregunto por ella, nadie me sabe decir nada… ni de la tal bruja, ni de la placa.

Finalmente la encuentro, discreta, en el suelo, pisoteada por los turistas que no tienen ni idea de qué conmemora.

Las mujeres acusadas de brujería solían saber mucho de plantas, leían (algo impensable en esa época), muchas vivían solas, ayudaban a los demás curándolos y a veces, tenían el don de la predicción. Por cosas como esta, ante la menor acusación eran llevadas ante la justicia: se las detenía, se las interrogaba, se las torturaba, se les realizaba pruebas, hasta llegar al punto final: la hoguera.

Los cálculos de la cantidad de mujeres quemadas por brujas varía de 60.000 a dos y cinco millones, según los distintos autores.

Mientras camino por las calles de Bratislava pienso acerca de lo que puede llevar el miedo y el poder a hacernos los seres humanos unos a otros.

Miles y miles de mujeres perdieron la vida, desde 1420 en que se dió la definición de hechicería. Hoy, en plenos siglo XXI, seguimos siendo objeto de violencia, por razones distintas. Ya no se nos puede acusar de volar en escoba pero sigue molestando que estudiemos, seamos independientes, tengamos una vida propia.

Miro con cariño inmenso la placa recordatoria y me doy cuenta que tras haber viajado por tantos países, he encontrado registros de guerreros caídos en luchas, de santos torturados. Reconocimientos a los muertos injustamente. Pero es la primera vez que encuentro escrito sobre bronce que aquí murió una mujer por ser una mujer diferente.

Vaya si da para pensar el poco lugar que nos damos nosotras mismas que nunca elevamos nuestras voces para preguntar por aquellas que han sido mártires aunque no las reconozca religión alguna…

Bendiciones

Bratislava, 2017

Datos extraídos de la obra de Hermann Neuwalt, Helmstedt, 1581.

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos

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