Nunca es demasiado tarde para…
Se rieron de mí y me llamaron la eterna estudiante. Porque arranqué con Escribanía que nunca me gustó, pero por aquello del mandato familiar la terminé y ejercí con todo sufrimiento. Seguí con Ciencias de la Comunicación que ya tenía otro sabor, aunque aún no estaba a punto el caramelo… pero igual la terminé.
Y cuando recordé que Psicología era mi pasión y con 37 años me zambullí finalizándola bien pasados los cuarenta, en un casamiento mágico con los Registros…ya no se reía nadie.
Siempre estamos a tiempo de encontrar lo que nos gusta. A veces nos lleva media vida. Y no se trata de otra cosa que intentar y probar y catar y soñar. En solitario. Porque en todos esos vuelos están los que acompañan pero sólo uno lo puede vivir y decidir.
Se rieron de mí y me llamaron la eterna estudiante. Y aspiro a seguir siendo estudiante de la vida hasta el último de mis días.
Con el diario del lunes pienso que lo que me salvó del caos fue, Dios mediante, que todo lo que empecé lo terminé. Que no me distraje de la meta. Y que prefiero hacer bien lo que hago aunque sean una o dos cosas a sumar setenta semis que no sé ni qué quieren decir…
La vida es como la tarta vegana que comí hoy. La mitad de las semillas no las conocía. La otra parte de los ingredientes no se me hubieran ocurrido. Pero el conjunto era algo fabuloso que no me dejó aburrirme un instante mientras la comía…
Bendiciones!!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akasicos