Nos enseñaron a no confrontar
A ser buenas, compasivas, prolijas, atentas, responsables, bien educadas.
Nos enseñaron a callar.
A ser tolerantes, comprensivas, contemplativas, caritativas.
Nos enseñaron a no gritar.
A ser silenciosas, pasar desapercibidas,a no generar escándalo ni discordia.
De lo que se olvidaron es que de las confrontaciones civilizadas surgen los diálogos productivos.
Que con quien hay que ser tolerante-comprensivo-contemplativa-caritativa, primero que nada, es con nosotras mismas.
Porque cómo vamos a dar lo que no tenemos, ni a hacer lo que no sabemos.
Que gritar, puede ser la forma básica de expresar la desesperación, y que detrás de cada acto de violencia no denunciado, hay víctimas que no generan escándalos ni discordias.
Nos enseñaron a reprimir, reprimiéndonos.
Y para desandar lo andado, hay que recuperar la voz, despertar la mente y volver a ser. A estar vivas.
Porque así sea…porque estemos vivas y despiertas. Porque nunca estemos solas, salud!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akasicos