No tenía idea de lo que quería…
No tenía idea de lo que quería en ese momento. Quería encontrarme pero andaba perdida. Entonces me ofreció ir al campo con ella. A dar una mano. “Porque mi padre al que viene lo pone a trabajar” dijo sonriendo.
Allá llegué con mi ignorancia completa, mi ansiedad disparada y la sensación que estaba yendo al medio de la nada. Cuando ya estaba en la nada,
Fue una semana de levantarme con el sol, desayunar pan y mermelada paradas en la cocina, y luego salir a darle a las ovejas medicación. Agarrar los animales, hacerlos entrar en la manga, abrirles la boca, darles el líquido, marcarlas, una y otra vez mientras el calor levantaba.
Comer, descansar un poco, salir con los caballos a juntar el ganado.
-Ni siquiera sé andar a caballo, pensé un minuto antes de estar arriba de uno galopando atrás de Anita que ni siquiera miró hacia atrás porque daba por descontado que lo que se quiere se puede.
De noche caía como desmayada.
Curar el alma puede darse de maneras muy variadas. Con terapia. Con trabajo interno. Con lecturas. Con encuentros mágicos. O con alguien que pone su confianza en tus manos, te saca de tus barulllos mentales y te lleva a lo más simple.
Cuando volví a la ciudad monté mis miedos en pelo. Con los huesos doloridos y la cabeza fresca.
Salirse del mundo por un tiempo, haciendo algo que nunca intentamos, nos desenfoca de lo que creemos como problema y nos ayuda a ver la vida desde otro ángulo.
Bendiciones!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos