Blog - Nunca estamos solas

Mis abuelos paternos…

Mis abuelos paternos no eran pareja. Eran convivientes.
Cada uno tenía su cuarto. Cada cual manejaba sus espacios y no hablaban. Discutían.
El final de las discusiones era tragicómico: corrían hasta la puerta de la casa, la señalaban al mismo tiempo y se decían mutuamente «Cuando quieras, te vas.»
Esa casa los mantuvo unidos hasta el día en que mi abuelo falleció, la casa se vendió y la abuela se fue a vivir a un apartamento.
Mi abuela me eligió el nombre. Era fanática de Simone de Beauvoir. Una mujer cálida, fantástica, lectora, pionera, huérfana de madre desde niña.
Nunca me pregunté por qué se quedaba en ese lugar, pero creí tener claro que la pasaba mal. Por lo menos así se lo contaba a los vecinos cuando salíamos juntas a hacer los mandados. Todos sabían que era una víctima.
Un día, sentadas en los sillones de la antigua casa en su nuevo hogar, me dijo » Cómo extraño a tu abuelo. Nos queríamos tanto…»
Comprendí que en las historias de dos sólo quien las vive conoce la interna. Que quizás era lo que necesitaba creer ella para sostener su vida. Que lo que los ojos ven no es necesariamente lo que los corazones de los demás sienten.
Las historias de amor y desamor.
Lo que une, lo que sostiene, lo que nos mantiene en una situación es nuestra construcción.
También sus consecuencias nuestra responsabilidad…

Bendiciones!

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos

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