ME GUSTA…
Primeros días del año: planes, proyectos, intenciones.
Para construir un camino disfrutable, sería cada vez más urgente, tomar conciencia de lo que nos gusta. Para luego tomar decisiones sobre aquellos temas que determinan como llevamos adelante nuestra vida. En algunos momentos de la existencia, el pincel para pintar nuestro propio cuadro está en nuestras manos. Preparar la tela, entonces, sería contactar con lo que da placer. Comenzando desde lo más simple…
Me gusta cortar la fruta en la mañana para hacerme el desayuno, y antes de eso, elegirla degustándola con los dedos. Cuando la estación regala frutillas, uvas, sandías o cerezas, engalanar la mesa matinal con su presencia, y paladearlas amorosamente… porque sé que duran poco.
Me gusta el primer mate de la mañana, ese que tomo mientras atiendo, y que es sinónimo de encuentro y despertar completo.
Me gusta escuchar todo el día la música de la radio francesa de meditación y zen, mechada con la voz amaderada de su locutora que hace meditaciones guiadas dos o tres veces por día.
Me gusta bajar a la playa, en el espacio libre entre la mañana y la tarde, entre consultas, con un libro, la música, una libreta y lapicera. Abstraerme de lo que me rodea y hundirme en el autor, en la música, y de vez en cuando, mirar hacia la isla, el agua, el sol y… agradecer estar sentada en donde estoy.
Me gusta el vino paladeado junto al fuego en invierno, las noches cálidas de verano para caminar, pensar mirando el mar, el jardín botánico en octubre, el Cabo Polonio en julio, Montevideo en enero,hablar, escuchar.
Me gusta el primer silencio de la mañana y el último de la noche. El atardecer sin viento, los hombres que sienten, las mujeres que construyen sueños, el té de menta, y fumar mentolados cuando escribo.
Me gusta cuando entro en una librería y encuentro ese libro que espera. Caminar por Montevideo en una noche de verano, y sentir que estás solo. Y saber que hay gente disfrutando de otra manera, en otros lugares, tanto como uno.
Cuando lo cotidiano, pequeño, cuasi mínimo, arma un delicado mandala de finas terminaciones, dadas por las personas disfrutables que nos rodean, hay todo un mundo para armar. Partiendo de lo que se tiene, no viviendo en lo que falta. Agradeciendo presencias y liberando ausencias.
Y tú, ¿qué cosas de tu mundo agradecés al despertar?
Por más difíciles que estén las cosas, para poder sobrevivir, encontrar los pequeños disfrutes, son el comienzo de dar rienda suelta a las ganas de vivir.
Bendiciones!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos