Blog - Nunca estamos solas

Me detuve a mirarte

No atinaba a creerte. Allí, como un lienzo en vivo sobre mi cabeza. Siguiendo mis pasos. Coloreando mis pensamientos.
Me detuve a mirarte.
La calle rugía de ríos de gente. Nunca había visto tanta, cada día, cada noche, como corrientes humanas. Salí de entre los cuerpos que me llevaban en andas, para buscar la paz de las callecitas que rodean el Parque.
Me detuve a mirarte. Y te agradecí.
Desde el mismo día que pisé esta tierra, cielo que me cubres, en tiempos de paz, en tiempos de guerras, en tiempos de risas, en tiempos de cantos, en tiempos de lágrimas, en tiempos de yerros, en tiempos de aciertos.
Dándote por obvio, por sentado. Como a esos amores inmensos que se extrañan cuando parten y que uno olvida decirles cada día «¿Tú sabes cuánto te quiero?»
Porque en la ciudad es difícil acordarse de tí , cielo. Porque el ruido es tan grande. Las prisas son tantas. El ciclo de sobrevivir nos envuelve. Y olvidamos agradecer los detalles pequeños. Los milagros que esconden.
Tú eres uno de ellos. El mayor. El eterno.
Quien sabe cuantas vidas llevo caminándote, con los pies en la tierra y la cabeza en tus nubes.
¿Quién cómo tú sabrá mi historia, mi presente, mis sentires?
Me detuve a mirarte.
Me senté en un banco, rodeado de hojas secas, que a esta hora adivino su color, porque no son más que una almohada de sueños a mis pies. Uní las manos y remonté contigo la línea del tiempo. Al origen de todo. A la célula madre. Y recorrí contigo los vientos, las playas, las plazas.
Me detuve a mirarte.
Verte lo cambia todo. Me hace ver lo inmediato. Y lo que dura por siempre.
Camino lentamente de nuevo hacia la gente. Es tiempo de encontrarme con quien me está esperando cruzando el paseo del Prado. Pero ahora vamos juntos. Desde hoy, te llevo siempre, a sabiendas que me cubres y proteges. Porque nunca estamos solas…

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos

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