LOS GUÍAS QUE PERMANECIERON Y LOS QUE SE FUERON
Cuando llegué al consultorio de Carlos, me encontré con un hombre que me doblaba en edad. Un médico que se sacó la túnica y me atendió como si fuera una paciente, sólo que de lo que hablamos fue… de la parte del mundo que no se veía.
Carlos me habló de temas para mí desconocidos… de la energía. De los Seres de Luz. De que existían Misiones a realizar. Se sacó el reloj que tenía puesto y me enseñó que en los espacios sagrados los objetos mundanos deben quedar afuera. Todo aquello que nos marque un tiempo o nos distraiga.
De alguna manera hasta el día de hoy cuando vienen a leerse los Registros, les pido que dejen sus carteras, celulares, llaves de autos fuera del lugar. En los momentos sagrados, entremos despojados de lo terrenal…
Me dijo que había abierto una puerta dimensional. Que a través de ella habían ingresado los Seres de Luz que en ese momento me acompañaban. Me pidió que se los describiera. Por las características uno de ellos era un Maestro perteneciente al rayo Azul. El siguiente tenía características angélicas. Y la tercera persona, era mi tía abuela, que había fallecido hacía casi diez años y era quien cuidó de mí hasta el día de su muerte.
Encontrarme con Meche después de tanto tiempo, había provocado una emoción y un llanto incontenibles. Mi tía era muy querida para mí, y fue como sentarme a hablar con ella, respondiendo sus preguntas. No me di cuenta que los Seres de Luz permanecían alejados de la situación. Y ahí recibí otro conocimiento fundamental…
“Tu tía es un ser desencarnado. Los seres que murieron deben poder descansar en paz. Ella permaneció atada a la tierra porque le preocupan ciertas situaciones. Pero no es un ser de Luz. Está en tránsito, y es la parte baja y terrena la que la hace permanecer adherida. Por eso los Seres de Luz no interactuaron… son vibraciones diferentes. Te voy a enseñar cómo se eleva un alma que quedó sujeta a la tierra”.
Y no pensé que pudiera estar loco. O que yo estuviera loca. No pensé. Simplemente confié. Porque sin saberlo yo, mi alma estaba festejando un encuentro muy esperado, en tiempos donde no era fácil ni común encontrarse.
En ese consultorio, de la mano de Carlos Sarasola a quien le estaré eternamente agradecida, entré en un mundo nuevo y se selló el destino. Sin tener idea de la trascendencia de lo que sucedía.
Todos los encuentros son importantes. Pero hay personas que cumplen el rol de darnos las herramientas para continuar por nosotros mismos. Nos acompañan, nos transmiten su conocimiento, y permiten que sigamos nuestro camino… sin dar órdenes, sin intervenir, sin generar dependencia. Esa es una de las reglas básicas de la espiritualidad…
“Piensa por ti mismo. Vive por ti mismo. Aprende por ti mismo. Equivócate. Levántate. Retoma el camino. Y elige pronto si vas a estar del lado de la Luz o vas a ser un violentador del libre albedrío de las personas uniéndote a la oscuridad.”
Bendiciones!!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos
Foto: Cuadro pintado por Carlos Sarasola