La tristeza es una mancha de petróleo
Una envoltura adherente y letal que nos penetra por los poros y se va extendiendo sobre todo lo que nos rodea: objetos y personas.
Hay un tipo de tristeza que tiene que ver con hechos puntuales y es necesario atravesar. Porque negarla nos enferma más que transitarla.Son los duelos por pérdidas, por ejemplo.
Hay otro tipo de tristeza que es crónica y que amerita ser tratada por profesionales de la salud.
Y luego está esa tristeza que da beneficios secundarios: que estén pendientes de nosotros, que hagan por nosotros. Que mantiene cautivo a quien tenemos cerca y les emponzoña la vida gota a gota. Porque no hay cosa más enfermante que tragarte el café mezclado con una cara amarga que te mira enfrente. Es cómo que te sientes hasta culpable de sentir alegría.
Hay quien está triste y no puede salirse de ese lugar, necesita ayuda, apoyo y sostén.
Pero…está quien está triste, te lo cuenta y agrega “no pienso hacer nada, ni moverme de aquí porque no quiero”.
Desde el momento en que identificamos la tristeza , podemos elegir jugarle la pulseada e incluso ganársela.
Para eso hacen falta ganas, y mucho valor.
Para obligarte a levantarte cuando la cama te llama, a salir a caminar, a buscar actividades que nos obliguen a movernos y espantar los demonios del alma seca que acechan siempre.
Todos hemos recorrido ese valle. Nos hemos quedado el tiempo que hizo falta. Incluso al llegar a lo profundo, podemos apoyar el dedo gordo y empujar con fuerzas hacia arriba…Porque nunca estamos solos…
La ayuda Divina llega en forma concreta. Y he visto a quien teniendo una mano extendida hacia sí, elige decir “No. Me quedo aquí.”
Hasta en esa instancia tenemos el derecho de ejercer el libre albedrío. Pero también lo tienen quiénes rodean al triste vocacional, que se convierte en el eje del mundo.
Si estás triste cerciórate de que esa tristeza es tuya. Y si no lo es, si caíste bajo la macha de petróleo de otro y ya hiciste todo lo que supiste y pudiste, recuerda que no somos omnipotentes salvadores, sino apenas seres humanos.
Que la tristeza ajena no sea la excusa para hincarle el diente a tu vida y tus propias luchas…que si tú elevas las vibraciones, o te siguen o se quedan….pero estarás viviendo…!
Bendiciones infinitas! Nunca estamos solas! Celebrando vida!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos