Blog - Nunca estamos solas

LA PROPIA VIDA

La vida es demasiado corta para vivir el proyecto de otra persona. Y vivir el proyecto de otra persona, nos aleja de nuestras propias metas.

Cuando se conocieron ambos eran adultos y él había abandonado su sueño de ser médico. Ella le ofreció mantenerlo con su propio trabajo, mientras a la hija en común la cuidaba la abuela materna. El aceptó.

Así se selló un convenio que servía a ambas partes. Fueron años de trabajo riguroso de ella, y de estudio en grupo, facultad, residencia, y crecer desde abajo de él. Todo parecía ir a la perfección hasta ese día en que su mejor pareja de amigos vió el auto familiar parado en la rambla, se bajaron encantados a saludar, y lo encontraron a él besándose con otra.

El matrimonio se terminó, y él se llevó puestos los años, el título y la sensación de infinita pérdida y tristeza de ella, que no se volvió a casar. Cosa que el sí hizo. A la brevedad.

La historia es real. Calcada de tantas otras. Y sí…me da para pensar.

Pienso por qué convertimos en propio el proyecto de vida de otro, olvidándonos de nosotros mismos.

Pienso por qué hay tantas mujeres que toman sobre sus hombros la casa y los hijos, mientras sus parejas se desarrollan en el ámbito profesional y laboral.

Pienso cuantos hombres pueden viajar, trabajar, desarrollarse en todos los planos y cuantas mujeres tienen que optar. O familia o vida propia.

Pienso qué poco llama la atención que una madre vaya a buscar a su hijo a la escuela todos los días, pero si un padre lo hace da a pie a suposiciones y conjeturas.

La vida es demasiado corta para vivir el proyecto de otra persona. Una familia es un proyecto supuestamente de a dos, pero suele ser un 70 a 30 con suerte. Un hijo es de dos, pero el tiempo pasado con los hijos por la madre, sumado a los cuidados y administración suele ser mayor.

En tanto los proyectos laborales son personales. Y a diferencia de las mujeres, los hombres tienen esa claridad de metas que tantas veces nos falta.

El equilibrio. El camino del medio. La reciprocidad en la ayuda. El reconocimiento a la colaboración del otro. El tiempo invertido en lo propio y en lo familiar. Naturalizamos los roles, las responsabilidades, los derechos. La vida va pasando, y los proyectos de las mujeres se comienzan a concretar cuando cumplieron con todos los demás.

Tomate simplemente un minuto para preguntarte ¿cuáles son tus proyectos de vida, los personales?, ¿cuánto tiempo les estás dedicando? y… ¿Hacia dónde va la mayor parte de tu energía?

Bendiciones!

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos

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