Blog - Nunca estamos solas

La falsa generosidad

Hay un tipo de generosidad o solidaridad que disfraza el egoísmo más profundo.

Cada vez que veo una persona que vive corriendo en función de los demás, desatendiendo su propia vida, pienso que tristeza tan grande no poder vivir la encarnación que le tocó.

Porque sustituir vivir por hacer por otros, es no animarse a enfrentar que la vida que se tiene hace tanta agua por tantos lados, que ni siquiera nos queremos sentar un minuto a pensar en ella.

Es mucho más sencillo vivir a través de quiénes viven, saber de sus vidas, interiorizarse de sus problemas, hacerse indispensable, decir que tiene que hacer el otro… que poner la propia casa en orden. Y es que la necesidad del otro es adictiva… nutre el ego.

Esa trampa al solitario acecha detrás de todo ser humano que no se ha logrado realizar ni tiene metas propias.

Lo que se hace por el otro tiene un precio que el ayudado paga sin saber… darle entrada en la intimidad a alguien que vivisecciona la energía.

Para ayudar a otro hay que primero aprender a ayudarse a uno mismo.

Tener la valentía de mirar el camino transitado, y elegir Ser por encima del parecer y no comprar amor con falsa sumisión.

Hay un tipo de generosidad o solidaridad que viene del corazón, y es aquella que brindan las personas plenas, que sacan de su gozosa vida tiempo para brindar y compartir con los demás.

Oro o baratijas… podemos elegir que tipo de tipo de joya al servicio de Dios deseamos ser. Siempre…

Bendiciones!

Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos

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