“GRACIAS A QUE ALGUIEN HABLÓ, YO HOY PUEDO HABLAR. Y CUANDO LO DIJE ME ENCONTRÉ RODEADA DE PERSONAS QUE ESTABAN DISPUESTAS A ACOMPAÑARME. A CUIDARME, Y SOBRE TODO A DARME MUCHO AMOR.” (Thelma Fardín)
Porque el silencio nos hace cómplices…
Cuando Thelma escuchó a Calu Rivero denunciar a Juan Darthes, sintió que su historia, su adolescencia arrancada de cuajo, su dolor viejo, se reabrían como una herida. Calu tuvo la valentía de ir contra los que dudaron de ella. Los que la acusaron de calumniar. Calu se negó a participar en un programa de televisión de altísimo rating porque en ese lugar estaban invitados dos hombres con denuncias por violencia. Calu fue coherente. Y se tiró al agua sola. Porque siempre hay una Artemisa valiente, con sus perros a los pies, su carcaj y sus flechas, que abre camino para defender a sus hermanas. “Que lo que me pase a mí, no le pase a otras”.
Thelma denunció en un marco diferente. Rodeada de sus pares.
La abogada representante de Darthes abandonó el barco a dos días del juicio con Calu. …las ratas abandonan el barco cuando este se hunde.
Este 2018 tan duro, siento que puso fin a algunos silencios. A algunas impunidades. Como alguien dijo “Es el tiempo justo para hablar de estos temas”, que existen desde siempre.
La larga hilera de mujeres que hemos sido violentadas, abusadas, heridas por quiénes tenían la responsabilidad de amarnos y cuidarnos, hoy nos encolumnamos detrás de todas las mujeres sin nombre, sin prensa, que en lugares ignotos, son agredidas, vejadas, y muertas.
Que hablen las personas más conocidas permite que las “sin voz” adquieran una. Y la justicia que escribo con minúscula, porque hasta que no sea justa no se merece mayúscula, se la pensará dos veces antes de fallar por presiones y conveniencias.
Porque cuando todas las voces se unen para gritar «Basta» las de mujeres y las de hombres buenos que los hay , y muchos, algo termina. Algo se inicia.
Después de la gran oscuridad la Luz poderosa de la Verdad sin miedo. Sin verguenza. Sin esconderse. Porque ninguna mujer abusada, violada o violentada es culpable de nada. Es víctima. Y a las víctimas se las escucha, se las ayuda, se les brinda la oportunidad de decir lo que pasó.
Ocultar la historia hace que nos gangrenemos. Que nos entristezcamos. Que nos desconectemos de quiénes somos. Si te pasó, contálo- Aunque haya pasado el tiempo de denunciar. Soltalo. Escuchar tu voz narrando es la llave hacia la libertad. De sentir que no estás escondiéndote del mundo. Que tenés derecho a habitar en él y a que nadie, por ningún motivo…te maltrate.
Hoy hay fiesta en las alturas entre l@s que murieron luchando por derechos básicos. A la vida. A la integridad física. Hoy celebran los vivos y los muertos que cumplieron su labor de traer a la tierra una esperanza de Amor, Luz y Armonía. Pero construida sobre hechos reales, no ocultos.
Salud a todas las mujeres con heridas de guerra. Lo que no nos mató, nos fortaleció. Y estamos vivas para contarlo. Usa tu voz. Te escuchamos! Porque nunca estamos solas…
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos