ES MÁS FÁCIL AYUDAR QUE AYUDARSE, ESCUCHAR QUE ESCUCHARSE…
Lo más difícil es reconocer que los otros se vueven elementos distractores del camino que elegimos recorrer. Porque es mucho más fácil ayudar que ayudarSE.
Hace un tiempo comencé a observar que después de hablar con algunas personas me sentía cansada, agobiada, particularmente agotada. Incluso al hablar por teléfono. Al hacer la gran pregunta habilitante “¿estás bien?”, algo parecía iniciarse que no tenía fin. Un racconto de todo lo que no funcionaba en la vida del otro y que al volcarlo sobre mis oídos, le aligeraba la existencia. Y aumentaba considerablemente el peso de la mía.
Y luego ya estaba yo tan cansada que no quedaba tiempo ni ganas para enfrentar mis temas propios. La maravillosa excusa era: «los otros no me dejan avanzar» en vez de decir «pongo afuera lo que es mi responsabilidad».
Una cosa es poner la oreja para un problema, empatizar con el otro, escuchar, acompañar. Otra bien distinta es empatizar de tal manera que la vida del otro se vuelve más importante que la propia.
Si realmente quiero encontrarme conmigo mismo y cambiar, la lista de prioridades pide que me pregunte ¿quien soy? ¿qué quiero? ¿donde quiero estar?. Y darme el tiempo, el silencio y la posibilidad de responder esas preguntas.
El otro es…si yo me pierdo en la vida de quiénes me rodean, mi cuerpo y alma quedan abandonados como terrenos sin dueño. Acompañar no es vivir la vida de…
Anímate a conocerte… y tal vez te lleves una gran sorpresa… vale la pena cada minuto que te dediques! y quiénes te rodean no tendrán la culpa de que no tengas tiempo para ti, y podrás amarlos sanamente…
Bendiciones infinitas!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos