Enciendo el incienso y humea la pasta…
Enciendo el incienso y humea la pasta…
La Luz se empaca en la maleta junto con uno hasta donde el camino lo lleve.
La luna llena entra por la ventana de la rue Monsieur Le Prince y Paris me recibe con la plenitud de su noche.
Cada uno de nosotros está ligado a algún lugar que lo nutre, que lo acogió en otras vidas, que recuerda aunque sea la primera vez que llega.
De tanto en tanto hay que salir al mundo a buscar esos pequeños trozos que quedaron prendidos en las nieblas del tiempo, para rearmar el puzzle y el sentido de la encarnación actual.
La camino, la siento, la vibro, la hablo. París tan querida…
Que esa luna tan llena, tan pura, tan única nos ilumine a todos estemos donde estemos, confirma que estamos indeleblemente unidos por lazos invisibles, sólidos, eternos.
Bendiciones!!
Simone Seija Pasyero
Lectora de Registros Akásicos