Desde donde estoy sentada…
Desde donde estoy sentada veo sobresalir entre las copas de los árboles el humo de una chimenea.
Sobre la mesa de madera, los libros, la música, el té. La computadora que decidió declararse en huelga y no me dejó iniciar sesión Sobre el sillón, la gata ronronea al sol y me invita a relajarme.
A mis pies el jardín y las flores de lavanda.
Llevo puesto el mismo buzo que hace cinco años, sentada en el mismo lugar, aspirando el mismo aire. Mi cuerpo recorrido por el tiempo se siente tanto más liviano.
Por más lejos que nos vayamos llevamos con nosotros nuestros dolores, el estado de ánimo, la alegría o la tristeza.
Hace cinco años aprendí que estar con un hombre no es realización en sí misma, aunque hasta ese momento a mí se me había antojado imprescindible para la felicidad. Hace cinco años aprendí que la realización pasa por estar con la persona adecuada, que nos haga sentir al 100% nuestras ansias de vida y viceversa. Una bendición. Una gracia. Y por menos de eso… no hago el tour.
Este viejo buzo bordó, grande, caliente, cómodo, envuelve un cuerpo extasiado. No son los años, ni con quien estamos, ni estar en un lugar maravilloso lo que logra eso.
La maravilla anida dentro nuestro, nadie nos la puede regalar si no la logramos encontrar.
Bendiciones!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos