«CUANDO YO NACÍ PEDÍ TENER UN HIJO ASÍ… «
Cuando llegó a mis manos el primer libro de Milan Kundera, fue como una adicción. Terminaba uno y comenzaba el siguiente.
Mientras lo leía sentía vagamente que nada de lo que el escribía lo hubiera escrito de esa manera de no ser checo. Cómo el Gabo no hubiera sido el Gabo de nacer fuera de Colombia. O Benedetti no habría desgranado los poemas como los hizo sin ese color que tenemos los uruguayos…
En fin, que hoy al caminar por la ciudad de la Revolución del Terciopelo pensaba en Kundera, en cómo habría el sufrido esas calles, vivido el amor bajo el paraguas de la situación política, la frustración, la mirada sobre la belleza.
Cada uno de nosotros nació en el punto y momento exacto para producir una vida teñida por quiénes lo concibieron, quiénes lo amaron cuando era niño o lo abandonaron, por el lugar del mundo donde fue parido. Cada uno de nosotros comenzamos a construir desde el minuto cero nuestra existencia sin tener ni idea…
Entonces hoy leo a mi querida Laura que puso al pie de una foto de su hijo «Cuando yo nací, pedí tener un hijo así…». Y pensé en la fuerza del amor antes de que sea Amor. Del deseo antes de ser Deseo. De la toma de conciencia de la importancia de cada instante, de cada circunstancia. Por sobre todo, de lo inútil de imaginar nada, de prever nada porque al caminar insoportablemente leve a orillas del Moldava y ver a una pareja besarse con pasión, supe que si alguien me hubiera dicho que iba a estar aquí no lo habría creído.
Cuando en realidad siempre hay que creer, siempre hay que fluir, siempre hay que deja que suceda lo que tenga que suceder…Recordando dar ese amor sin fecha de caducidad ni entrega fija, ese tipo de amor que sabe lo que le pide a la vida sabiendo que la vida no le va a fallar…
Bendiciones infinitas!
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos
Gracias a Milan Kundera y a Laura Gandolfo por prestarme la poesía de la vida