Blog - Nunca estamos solas

Acá estoy en el fin de la tierra

Acá, donde comenzaba el Mar Tenebroso de lo desconocido. Una lengua de tierra que entra en el océano. Al fin mar, después de tantos días, ya estaba extrañando.
En este lugar hacían los celtas los ritos en honor al sol. Aquí levantaron su altar, el Ara Solis. Parada en este lugar me siento tan pequeña. Veo pasar gente hacia el ritual de purificación y renacimiento en que queman cosas. Algún otro enfila a bañarse en esa agua helada. Pero nada de todo eso me convoca.
Busco la rua de los Pescadores, y lo encuentro. Justo frente al Paseo Ribeira. La casa del barco azul. Que hoy es un hotel pequeño, que mantuvo la tradición.
En este banco discurrió la vida de este lugar. Existió un tiempo en que la gente del pueblo se juntaba a hablar y a esperar a los pescadores que volvían del mar. Y si no te encontraban, siempre cabía la posibilidad de que estuvieras de charla, en el banco azul.
Me siento mirando la playa. Ajena al movimiento. Sé que esta casa estuvo abandonada mucho tiempo. Que la compró una pareja que vacacionó toda la vida en este lugar. Que la rearmaron de cero, porque ni techo tenía. Me imagino la casa desnuda , olvidada, y rescatada de la nada por un movimiento de amor.
Llegué donde quería llegar. El comienzo y el final de toda esta historia es el amor. En todas sus manifestaciones. De este camino todavía me queda la placenta adherida. Procesarlo a mi vuelta. Pensarlo. Sentirlo. Apropiármelo despacito.
Aquí en el fin del mundo… renacemos todas juntas… porque nunca estamos solas…
Simone Seija Paseyro
Lectura Registros Akásicos

Deja un comentario