ABRIENDO ALAS
– Yo pensaba igual que mi madre…que uno estudiaba, después se recibía, te casabas, tenías hijos. Y ahora me doy cuenta que no es lo que quiero para mi vida. Sé que le voy a partir el corazón. Trato de ahorrarle el dolor, pero… no hay otra.
El minuto en que nos damos cuenta que el plan de nuestros padres no es el que queremos llevar adelante, es en el que nos consagramos como independientes. No porque hagamos otra cosa que la que se esperaba de nosotras, sino porque nos permitimos optar.
Estudio, me recibo, me caso, tengo hijos… porque lo siento. No porque es lo esperado.
Rara vez nos damos cuenta de la mochila extra que cargamos. “Sé que le voy a partir el corazón. Trato de ahorrarle el dolor…”. Nos volvemos responsables de la felicidad del otro. De la salud de su corazón. De evitarle dolores.
Si Ser una misma significa en nuestro propio corazón que vamos a causarle sufrimiento a otro, ¿cuánta libertad real existe? ¿cuánta fuerza tenemos que desplegar para salir del lugar de la culpa?
Soy responsable de lo que hago con lo que me duela , con lo que me parta el corazón, con las expectativas que no se me cumplan. Como todos los seres humanos.
En este camino toma la mochila en tus manos, siente su peso doblegarte, y déjala caer diciendo “La vida que me diste te agradezco. Y porque la voy a honrar me libero. Que tu felicidad brote de tus acciones y que las mías me brinden a mí la propia.”
Respira profundo… y vuela… Bendiciones! No estás sola…
Simone Seija Paseyro
Lectora de Registros Akásicos