De vez en cuando es bueno volver a los lugares donde nos enamoramos.

Por eso cuando atravieso su puerta es como sentir que entro a un lugar mágico, donde lo imposible, fue posible. Ser estudiante en la Facultad de Psicología, la pública, fue un privilegio y una alegría de vida. Todavía recuerdo el miedo, las dudas, mis prejuicios. Mis conceptos de “no estoy para perder el tiempo”, ni